Por Qué No Debes Perder el Tiempo Para Lograr Tu Independencia Financiera

ticking-clockYa han pasado décadas desde que las mujeres jóvenes fueron enseñadas que encontrar un marido y empezar una familia eran, teóricamente, las prioridades de sus vidas, incluso por encima de su independencia financiera. Hoy en día, las chicas jóvenes son animadas a educarse, lograr empleos maravillosos y desarrollar carreras de relieve. Como sociedad, tendemos a perpetuar la idea de que el trabajo duro conduce a grandes oportunidades de trabajo, y que subir con paso firme en los cargos corporativos es una garantía para lograr la estabilidad y el éxito.

De este modo, mujeres ambiciosas que buscan la independencia financiera y están dedicadas a triunfar, navegan de un trabajo como internas a una promoción, hasta la siguiente gran posición en una empresa, deseando que, en cada parada, su escala marcará siempre a favor de sus objetivos. Terminan casándose ya mayores, o quizás nunca, y confían en métodos anticonceptivos para no desviarse de su trayectoria profesional, convencidas que sus carreras son lo más importante en sus vidas. Estas mujeres se ven a sí mismas como ejemplos de mujer moderna, experimentada, liberada y poderosa.

Pero, ¿qué pasa si seguimos equivocándonos? ¿Qué sucede si, al hablar de las mujeres y su crecimiento, nuestra noción de la palabra “objetivos” sigue estando distorsionada?

Independencia a través del empoderamiento financiero

Estamos aquí para dejar claro que no puedes perder el tiempo si quieres ser una mujer emprendedora. Lo que queremos decir es que no serás emprendedora hasta que no tengas tu propio dinero. Piensa en ello. Tu propio dinero no significa enviarte tu propio cheque cada dos semanas, o nombrarte a ti misma como la ejecutiva número uno de tu compañía con la mejor oficina en el edificio, o mostrar un currículum con una larga lista de logros maravillosos.

Lo que queremos decir cuando usamos la palabra emprendedora es dejar claro que tiene relación con el empoderamiento y la independencia financiera. Y no hay excusa alguna. Es lo que TÚ quieres en TUS propios términos. Es una TÚ que logra lo que se plantea porque lo quiere, no porque tiene. Antes se decía que una mujer no tenía que perder el tiempo por razones familiares o reproductivas. Hoy, tiene relación con poder darle a tu familia todo aquello que necesita.

El dinero importa

Dejemos claro algo: todo el mundo sabe que el dinero no compra la felicidad. Pero seamos también realistas: sin dinero, sin tu propio dinero, nunca serás libre. ¿Por qué? Porque cuando estás siempre preocupada por el dinero, te limitas a sobrevivir, siempre al límite de una catástrofe financiera. Vives de cheque a cheque, como si fueras un hámster corriendo en su pequeña rueda, atrapada, logrando solo una cosa: una ansiedad continua.

Siempre en tu mente

¿Qué significa ser una mujer emprendedora? No quieres decir que dejes todo de lado para inventar un Nuevo Google o convertirse en la próxima Beyoncé. Lo que significa, como mínimo, es poder identificar tu sueño y empezar a desarrollar ese deseo y la disciplina necesarias para llevarlo a cabo. También significa que tienes claro que vas a tener que sacrificarte, por lo que será mejor que abandones en tu mente la idea de una gratificación instantánea y tengas claro que lo importante es el objetivo.

La palabra clave es “mente”. Es allá donde empieza el trabajo para terminar siendo una mujer emprendedora, donde tú sabes quién eres, donde te ves a ti misma, desde donde te muestras al mundo. Una mente emprendedora, por ejemplo, dirá que trabaja “cuenta propia” en lugar de ser un “freelance”, porque esta palabra denota desesperación, como si sobrevivieras de asignación en asignación. Por otro lado, cuando dices que trabajas por cuenta propia, le dices al mundo (pero aún más importante: ¡a ti misma!) que TÚ estás creando tu propio paradigma para el triunfo, un paradigma que no se basa en otros elementos que tus talentos, pasiones y habilidades.

Aduéñate de tu destino

Ser emprendedora mejora la idea de “lograrlo” o “hacerlo tuyo”, llevándote a lograr una sensación de triunfo que ha sido diseñada, implementada y ejecutada por tus propios deseos y esfuerzos. Es un estado mental y una actitud que te empuja a pensar a lo grande en lugar de lograr ese gran empleo o hacerte con esa promoción, porque quizás logres todo esto, pero no tendrá por qué hacerte sentir realizada por dentro. Cuando aceptas ese objetivo en tu mente, dejas de sentirte victimizada o defraudada, porque agarras el poder en tus manos, con el claro entendimiento de que nadie lo va a hacer por ti.

No hay barreras para entrar

Aquí está lo mejor: para alcanzar ser una mujer emprendedora no se necesita llevar a cabo una hazaña imposible. Gracias a la era digital en la que vivimos, el camino está listo para todas las mujeres, sin barrera alguna para entrar. Todo lo que necesitas es querer hacerlo y una conexión a internet. Hay muchas formas para que la mujer ejercite sus músculos empresariales, muchas de las cuales pueden tener lugar en tu propia sala de estar. Vivimos en una era de mujeres empoderadas en una economía de iniciativa propia. Las herramientas para el empresariado instantáneo y la independencia financiera están a nuestro alcance, y la mayoría son asequibles y fácil de usar. La tecnología, las redes sociales y la economía compartida hacen más fácil que nunca la posibilidad de lanzar un negocio: más que nunca, hoy las mujeres tenemos a nuestro alcance las herramientas para tomar nuestras propias decisiones.

La crisis económica de 2008 catalizó una nueva realidad para tantas mujeres que, por necesidad, se vieron forzadas a convertirse en las líderes de sus hogares mientras los padres y maridos, sin importar sus trabajos, empezaron a perderlos. Las mujeres multiculturales no tuvieron otra opción que dar un paso al frente y liderar el cambio, convirtiéndose en el segmento de la población con mayor aumento de empresarias emprendedoras, transformándose en una fuerza imparable en la economía de nuestro país.

Todas podemos ser emprendedoras

Convertirse en una mujer emprendedora es un estado mental, pero también es un movimiento, que habla a todas aquellas mujeres que están listas para diseñar sus propios destinos y que son conscientes que los empleos vienen y van. Es para mujeres que han servido a su país a través de trabajos gubernamentales, o en el ejército, y que están listas para planear el resto de sus vidas. Es para mujeres que saben que tienen mucho qué ofrecer al mundo y que solo necesitan un pequeño empujón; o para recién graduadas universitarias con deudas, que están abrumadas por el hecho de que su costosa educación solo le ha permitido lograr un empleo básico. Es para aquellas de nosotras que, por la razón que sea, no hemos sido capaces de seguir el camino tradicional y directo; o para aquellas mujeres que no se sienten identificadas con los obstáculos y exigencias de ascender en una corporación, porque están demasiado ocupadas para llegar a fin de mes. Y también es para las mujeres que sí están subiendo los peldaños de esas corporaciones, porque es un grito de guerra para cultivar una actitud empresarial que las ayude a avanzar en sus carreras que también les será útil el día en que su industria sufra una crisis y se levanten sin un empleo.

En definitiva: cuando se trata de lograr el empoderamiento financiero, no se trata de preguntarse si terminarás siendo una mujer emprendedora, sino cuándo. No es un camino fácil, ni tampoco hay lecciones que nos sirvan a todas; y para cada una de nosotras se tratará de una experiencia distinta. Y no podrás hacerlo todo a la vez. Pero, sin lugar a dudas, puedes empezar ahora mismo.